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Al gobierno le tocaría destinar cerca del 21% de su presupuesto anual para compensar la energía que se dejaría de producir
En caso de que entre en vigor la Reforma Eléctrica impulsada por el Ejecutivo Federal se generaría pérdida de competitividad en la industria.
Bloomberg, compañía estadounidense de asesoría financiera, software, data y media bursátil, estima que en caso de aprobarse la iniciativa planteada se generaría un incremento del 54% en el costo de la energía para las empresas que operan en el país.
Al respecto, Óscar Ocampo, coordinador de Energía en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), asegura que sectores como el de autopartes y el automotriz replantarían su estrategia de continuar produciendo en el territorio nacional.
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“Debemos entender a la competitividad como la capacidad de un país de atraer y retener inversiones a largo plazo, lo cual parece no coincidir con la Reforma Eléctrica.
En casos como el de la industria automotriz se generaría una pérdida de rentabilidad cercana al 14%, algo muy grave si se toma en cuenta que este sector ha sido la palanca del crecimiento económico en los últimos 27 años”, advierte.
Adiós a la energía limpia
El experto en temas energéticos vislumbra que el costo de la electricidad se incrementará y además se dejará de producir energía limpia.
En 2020, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) registró un costo de generación de megawatt hora de $1,413 pesos. Si esto lo comparamos con los $1,100 que tuvieron los productores independientes —las centrales que le venden toda su energía eléctrica—, o bien con las empresas de energía limpia que surgieron a partir de 2013, cuyo costo promedio en las últimas subastas públicas oscilaba en 401 pesos, la diferencia es muy grande. Además, dicho costo lo tendrían que asumir las compañías privadas.
"Otro punto es que tampoco se podrá garantizar un porcentaje de suministro de energía limpia a la industria, esto porque en el momento en que todo pase a ser suministro básico de la CFE, con el nuevo orden de despacho ya no será posible. Entonces, sectores como el de autopartes o el automotriz tampoco podrán cumplir con el objetivo de reducir su huella de carbono mediante el aprovechamiento de fuentes alternas a los combustibles fósiles. Si eso ocurre, México ya no les será viable como opción para continuar produciendo, ya que luce incapaz de brindarles energía confiable, a un precio competitivo y limpio”, subraya.
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Asimismo, un factor para tomar en cuenta es el incumplimiento de tratados comerciales que surgiría, como es el caso del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), o del Tratado de Integración Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), donde se contemplan disposiciones relacionadas con el medio ambiente y también se establecen represalias comerciales para los países que violen acuerdos.
A esto también deben sumarse los compromisos de los fondos verdes de inversión donde México también dejaría de estar en la mesa de negociaciones.
“El encarecimiento en la actividad industrial propiciaría que los grandes perdedores resultaran los ciudadanos y consumidores, pues la Reforma planteada se traduce en bienes más costosos y menor empleo, porque en el momento de recortar gastos lo más sencillo para las empresas es despedir a sus empleados”, enfatiza Ocampo.
Desmantelamiento del mercado
Desde 1962 hasta 1992 todo lo relacionado a la generación de energía eléctrica le correspondía a la CFE.
De ahí en adelante la iniciativa privada comenzó a participar mediante la construcción de sus propias instalaciones donde su producción únicamente se vende a este organismo.
Así que el mercado implica la convivencia de plantas del estado y privadas.
En este sentido, existen varios tipos de participación privada con distintas características de participación en sus contratos.
Están los casos de empresas que se crearon para venderle su energía a la CFE y esta se las paga de manera fija aun cuando la propia comisión señala que algunos particulares no cumplen con su compromiso.
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Otra forma en que interviene la iniciativa privada es mediante el esquema denominado sociedades de autoabastecimiento de las que se benefician compañías como Bimbo, Oxxo y Walmart, por citar algunas. A este tipo de empresas la CFE les cobra una tarifa fija especial llamada porteo.
Y finalmente están las empresas que, a partir del 2013, con la Reforma Eléctrica impulsada durante el gobierno encabezado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, crearon realmente un mercado eléctrico en México, pues como parte de las nuevas reglas se obligó a la CFE a que comprara la energía que le resultara más barata a través de subastas y que también fuera generada mediante fuentes renovables.
Bajo este escenario, la realidad señala que las plantas de CFE se han dejado de utilizar por ser más caras y en su mayoría contaminantes.
Involución eléctrica
Al respecto, Rosanety Barrios Beltrán, analista independiente del sector energético, señala que la iniciativa de Reforma Eléctrica implica fortalecer a la CFE en detrimento de las compañías que durante años han invertido miles de millones de dólares en infraestructura.
“La propuesta asegura que CFE produce el 38% de la electricidad que demanda el país hasta el momento y que su capacidad puede incrementarse para llegar al 54%. De esta manera, el 16% que hoy es proporcionado por las empresas privadas desaparecería, pero en realidad representa 26%. Es decir, la cuarta parte de la generación actual”, menciona.
En este sentido, la experta establece que la CFE se verá obligada a recurrir a las pocas instalaciones que emplea para generar energía a través de fuentes alternas.
Durante el 2021 las hidroeléctricas solo aportaron el 16% de toda la demanda eléctrica y esto fue gracias a que llovió mucho. Así que pensar en duplicar su capacidad es realmente imposible.
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De acuerdo con la interpretación de un informe difundido por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), la tarea del gobierno sin el apoyo del sector privado para generar energía limpia es una batalla de dimensiones enormes, pues de la geotérmica solo obtiene 1%, de las nucleoeléctricas 4%, de la térmica convencional 7%, mediante turbo gas 6%, a través de aprovechamiento eólico 4%, de dispositivos fotovoltaicos 5% y de la carboeléctrica 1 por ciento.
En cuestión de cifras, Barrios Beltrán enfatiza que hacer a un lado la participación de las empresas privadas también generará una enorme necesidad de recursos financieros para sostener a la CFE.
“Las proyecciones establecidas en el Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) implicarían la necesidad de que el gobierno destine cerca del 21% de su presupuesto anual para generar la energía faltante”, afirma.
Para Ramses Pech, asesor en la industria de hidrocarburos, geotermia, energía y economía, existe un enorme desconocimiento entre las autoridades sobre los compromisos establecidos con la iniciativa privada para que en apoyo de la CFE se pueda generar la electricidad requerida en el país.
“El mercado eléctrico actual es la mejor alternativa que México ha tenido en 70 años, pues está formado por empresas generadoras, donde cada individuo tiene un poder jurídico, financiero y operativo independiente. Un segundo mercado es el de suministradores y comercializadores que tienen la misma vocación en sus actas constitutivas, por lo cual no pueden tener un acta constitutiva igual a la de un generador. La importancia de ello es que le dejan la potestad de la transmisión y la distribución a la nación vía CFE.
Ahora bien, otra gran mentira es señalar que las empresas privadas tienen el control de la electricidad, puesto que la CFE posee el 97.45% de los usuarios, pero además tiene el 76% del control de toda la electricidad que se genera en el país”, refiere.
Un dato para tomarse en cuenta es que el negocio de la electricidad no está en su generación, ya que diversos analistas señalan que cerca del 50% de la transmisión y distribución implica el costo final reflejado en los recibos pagados por los usuarios. En tanto que el 20 y 30% está relacionado con la generación.
Lo preocupante del caso es que la demanda de energía crece 3.3% anualmente y construir nuevas centrales de electricidad implica entre cinco y ocho años.
Migración de inversiones
Varias de las compañías extranjeras con representación en México y que desde hace ocho años han invertido cerca de 44 mil millones de dólares en infraestructura para generar electricidad mediante fuentes alternativas a los hidrocarburos, presentarán demandas en cortes internacionales con el objetivo de ser indemnizadas e incluso podrían llegar al extremo de abandonar el territorio nacional.
José Medina Mora, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), menciona que varios directivos de compañías estadounidenses y canadienses ligadas al sector eléctrico le han compartido la postura que asumirán si se ponen en riesgo sus intereses, todo ello al amparo de los lineamientos establecidos en el Tratado México entre Estados Unidos y Canadá.
“Con este compromiso en el T-MEC, las empresas internacionales con las que hemos hablado piensan no solamente en demandar, sino también en ganar, lo cual obligaría a pagar indemnizaciones. Además, algunas de ellas podrían salir del país, precisamente porque al aumentar su costo de energía eléctrica, ya no será competitivo. Así que podrían dejar sus inversiones con la consecuente pérdida de empleo para muchos mexicanos. Incluso, algunas inversiones ya no llegarán a México, como es el caso de la planta que Tesla pretendía construir, la cual finalmente se llevó a Texas”, cita.
Contrario a lo que considera el presidente de México al argumentar que varias empresas privadas se han beneficiado de la generación de electricidad para luego obligar a la CFE a comprársela a precios muy elevados, Medina Mora asegura que siempre han trabajado respetando las leyes mexicanas.
“Las inversiones hechas por las empresas privadas cumplen con las reglas establecidas, pero si se deben realizar algunos cambios existe la disposición para modificar lo que se determine.
El hecho de que en 2013 se les haya permitido a las empresas la autogeneración de energía contribuyó a bajar sus costos. No obstante, si se aprueba la Reforma Eléctrica aumentarán las tarifas y eso impactará en el bolsillo de los mexicanos o en el subsidio otorgado por el gobierno, lo cual también perjudica a la economía”, refiere.
El titular de Coparmex está convencido de que la CFE no posee ni tendrá la capacidad para responder a la demanda de electricidad con relación a las proyecciones de crecimiento poblacional y en la industria.
“La CFE debería estar invirtiendo más en infraestructura hacia la transición en energías limpias. Estamos a favor de fortalecer a dicho órgano, pero nos preocupa que en 2020 perdió 85 mil millones de pesos y nosotros deseamos que haya luz para toda la población e industria sin apagones”, concluye.
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